Relativamente nuevo en la larga historia del té, el té helado es hoy altamente popular en el mundo, y por una buena razón. En un día caluroso de verano, independientemente de dónde estés y qué estés haciendo, no hay nada como una jarra refrescante de té helado.
El té helado es fácil de hacer e infinitamente adaptable. De hierbas, negro o verde, todos los tipos se prestan bien para preparar una bebida fría refrescante. Puedes prepararlo liviano o fuerte. Puedes tomarlo sin endulzar o endulzado. Además, una vez que tienes lo esencial, puedes comenzar a ser un poco más atrevido con tus recetas.
Lo Esencial
Comienza vertiendo cuatro tazas de agua hervida sobre 3 a 5 bolsitas de té en una jarra térmica. Si estás preparando té verde helado, deja que la temperatura disminuya ligeramente después de hervir antes de vertir el agua sobre las bolsitas de té.
Deja reposar de 3 a 5 minutos.
Quita las bolsitas de té y endulza a tu gusto, intentando reemplazar el azúcar agregado por edulcorante no nutritivo.
Incorpora seis tazas de hielo en cubitos hasta que se derrita o utiliza cuatro tazas de agua fría.
Añade rebanadas de limón fresco a gusto. Mantén la jarra en frío y toma el té dentro de las 24 horas.
Es Divertido Experimentar
Ahora que tienes resuelto lo esencial, puedes considerar darle un toque de vida a tus recetas. Hay una famosa cita que dice que la vida es un experimento, y estamos completamente de acuerdo. Por eso, ¿por qué no probar otros sabores para tu té helado?
TÉ HELADO DE FRESAS
Dale un poco de color tropical a tu preparación de té añadiendo trocitos de frutas frescas tales como ananá y kiwi al té helado, junto con un chorrito de miel. Deja las frutas remojando en el té y luego de unas horas tendrás una mezcla maravillosa. Incluso, al final, puedes comer la fruta marinada en el fondo de tu vaso. Verdaderamente sabroso.